Comentario
El hecho más relevante de la historia política de los países europeos occidentales, durante las tres últimas décadas del siglo XIX, fue el progresivo reconocimiento de los principios democráticos en sus estructuras legales. Con criterios de fines del siglo XX, muchos de estos avances pueden parecer casi insignificantes. Por ejemplo, en su momento de máxima extensión durante este período, los electores franceses eran el 29 por 100 de la población total, los españoles el 24 por 100, los suizos el 22 por 100, los ingleses el 16 por 100, y los italianos el 9,1 por 100. Pero no lo entendieron así los contemporáneos, quienes consideraron que se estaba llevando a cabo una verdadera revolución en el sistema de gobierno y expresaron su satisfacción o su temor ante la extensión del poder concedido al hombre común.
Los principales objetivos de éste punto son exponer los principales cambios que tuvieron lugar, tratar de explicar porqué se produjeron, considerar en qué medida eran realmente democráticos los sistemas políticos, tanto desde un punto de vista teórico -respecto a un modelo ideal de democracia- como práctico, y establecer las consecuencias que los cambios institucionales tuvieron en la actividad pública. Para ello, describiremos las instituciones y trataremos de explicar el proceso político. Posteriormente analizaremos el significado social de las nuevas estructuras, en relación con los dirigentes y con los participantes en las mismas y la naturaleza de los cambios que tuvieron lugar en la acción del Estado.
En la mayor parte de los países el avance democrático se produjo mediante la transformación de los anteriores sistemas liberales; en dos de los más importantes, sin embargo, Alemania y Francia, los elementos democráticos fueron un distintivo inicial de las nuevas instituciones creadas en 1871.